Las diez ninfomanas más importantes de la historia : II: Mesalina la esposa del emperador Claudio
A muchas se las ha tildado de ninfómanas, una hermosa palabra utilizada para referirse, en el caso de las mujeres, a la actividad sexual excesiva. El término proviene de la antigua Grecia y hace referencia a las célebres ninfas, divinidades mitológicas que personifican la reproducción y fecundidad de la naturaleza. Su vida gira alrededor de las pasiones y los sentimientos y tienen una belleza proverbial. Ambos conceptos han sido sustituidos hoy en día por el de hipersexualidad o adicción al sexo. Actualmente la hipersexualidad se contempla como una patología con raíces biológicas y psíquicas, y solo se considera como tal cuando se convierte en una conducta incontrolable que causa problemas en la vida cotidiana. Su lujuria era legendaria, al igual que su belleza y sus continuas infidelidades.
¿Quién fue Catalina II de Rusia?
Tuvo varios amantes y por eso fue acusada de ninfómana y adicta al sexo. Solo tenía 16 años cuando contrajo matrimonio. Asimismo, se educó en el idioma de su nueva nación, Rusia. Pero no podía negar su afición por la oposición, leyendo la obra literaria de los controvertidos Voltaire y Montesquieu. Pedro III accedió al trono en al fallecer la emperatriz Isabel, pero murió cuando su esposa perpetró un golpe de estado que le dio el poder absoluto de Rusia. Se dice que todo se debía a la inmadurez e impotencia sexual de su marido. Se cuenta que, cansada de intentar un acceso íntimo y por miedo a anatomía rechazada nuevamente, comenzó a entenderse cheat cuanto hombre se le insinuara. Y es que el Gran Duque sufría de fimosis, por lo que se dice que Catalina no perdió su virginidad hasta 9 años después de casada. Por eso advirtió a su nuera que era imprescindible que diera a luz un heredero, sin atañer cómo este fuera concebido.
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Julio Merino 13 de octubre de Julio Merino, miembro de la Real Academe de Córdoba y periodista, retoma su serie sobre las mujeres ninfómanas de la historia. La descomposición domina las clases altas y amenaza con abrumar al propio pueblo. El poder pasa de cama en cama y se arrastra por el arroyo. Pero, al mismo tiempo, el Emperador comparte el lecho con sus otras dos hermanas, Agripina y Julia; aunque como buen príncipe se las cede también sucesivamente, a sus amigos. Muerta Drusila, la ambiciosa Agripina, que a su tiempo estaba casada con Domicio, quiere ocupar el lecho imperial, cosa que denial consiste de manera oficial. Lo que la arrastra a entregarse al adonis Lépido, que tras la muerte de Drusila ha caído en desgracia; si bien, a cambio de su cuerpo y de una futura promesa de matrimonio, le obliga a comprometerse en un atentado contra el Emperador.